Saboreando Indonesia

    Ya han pasado unos días desde el regreso del viaje al Sudeste Asiático. Atrás quedan quince días vividos intensamente en las islas de Java y Bali, Indonesia, y en Singapur. Ahora llega el momento de la reflexión, de saborear los momentos vividos con la perspectiva del paso del tiempo. Porque en todo viaje hay tres fases, una primera de elaboración, recopilando toda la información posible, con la ilusión del viaje que se prepara, una segunda, el viaje propiamente dicho y una tercera, una vez finalizado el viaje, en la que saboreas todas las experiencias vividas, repasando fotos, comentando anécdotas o simplemente recordando aventuras pasadas. La experiencia en el sudeste asiático nos ha dejado muy buen sabor de boca y todo empezó...

Mezquita del Sultán, Singapur

     En la curiosa ciudad estado de Singapur, donde nos pateamos los barrios étnicos. El árabe, con la bella Mezquita del Sultán, little india, con el Templo Veeramakaliamman dedicado a la diosa Kali y el barrio chino, donde en medio del monzón visitamos el también Templo hindú de Sri Mariamman, con la gopuram, torre multicolor que se eleva sobre la entrada y el Templo Buddha Tooth, con la reliquia del diente sagrado de Buda. También hubo tiempo para pasear por Marina Bay, presidida por la estatua de Merlion, mítica criatura con cabeza de león y cuerpo de pez, símbolo de la ciudad, el coqueto skyline y el archiconocido hotel Marina Bay Sands.

Templo Veeramakaliamman, Singapur

Templo Sri Mariamman, Singapur

Templo Buddha Tooth, Singapur

Merlion con el skyline al fondo, Singapur

Templos de Prambanan, Yogyakarta

     Y de ahí nos fuimos a Indonesia, a  Yogyakarta, ya en el trayecto del avión vimos desde la ventanilla un montón de volcanes que nos dejó con la boca abierta. En Yogyakarta empezamos a sentir  la Asia auténtica. Además, nuestra visita coincidió con el Ramadán y eso conllevaba que al anochecer las calles se llenaban de vida, con numerosos puestos de comida que vendían deliciosos manjares a una población mayoritariamente musulmana. Visitamos templos milenarios Patrimonio de la Humanidad como los hinduístas de Prambanan, construídos en el año 900 y dedicados a la triada de dioses, Shiva, Visnú y Brahma y los budistas de Candi Sewu y cómo no utilizamos el bus público, A1, 3.000 rupias ( 30 céntimos) para cumplir el objetivo de llegar por nuestra cuenta.

Candi Sewu, Yogyakarta

Taman Sari, Palacio del Agua, Yogyakarta

      También en Jogyakarta, no pudimos dejar de visitar alguno de los atractivos de la ciudad como el sorprendente Palacio del Agua, Taman Sari, con las piscinas donde el sultán se bañaba con la elegida y también el Kraton o Palacio del Sultán, donde aún reside. Y completamos la visita a Java con los míticos y sorprendentes templos budistas, Patrimonio de la Humanidad de Borobudur,  el monumento budista de mayor tamaño del mundo, dispuesto en nueve plataformas que simbolizan las tres etapas necesarias para lograr el Nirvana.

Kroton, Palacio del Sultán, Yogyakarta

Templo de Borobudur, Yogyakarta

     

Volcán de Bromo, Java, foto en blanco y negro

      También hemos sido los protagonistas principales de una aventura increíble, que se inició 12 horas antes en una incómoda furgoneta que nos llevó a las puertas del Volcán de Bromo. De cómo nos despertaron a las 3:30 de la mañana aporreando nuestra puerta del alojamiento, pocas horas después de haber llegado al hotel, subiendo medio dormidos a un jeep, que nos dejó en medio de la nada , para subir atientas y en la más completa oscuridad de la noche a un mirador desde el cual y al amanecer apareció delante de nosotros un paisaje lunar. Pero, la cosa no quedó ahí, sino que en medio de una continua polvareda escalamos un montón de escaleras hasta la caldera del volcán...ahora con la perspectiva que da el tiempo, lo pienso y no sé si fue un sueño o tal vez realidad...

Subiendo un montón de escaleras camino del cráter, con una polvareda tremenda

La caldera del Volcán de Bromo, Java

    
    
    

Monumento a los Héroes Badung, Denpasar

    Y cómo tras la visita al volcán, nos metimos otras doce horas en un bus destartalado que se caía a trozos y en un ferry, para llegar de noche a una estación de buses en medio de la nada, a la isla de Bali, a su capital Denpasar. La capital cuenta con lugares interesantes y dignos de visitar como la Plaza Pupután, con el Monumento a los héroes de Bandung, que prefirieron morir antes de someterse al dominio holandés, o el Templo hindú de Jagatnatha consagrado a Sanghyang Widi y donde nos vistieron con el fajín y el sarong balinés, la religión mayoritaria de la isla es la hinduísta, o la enigmática Estatua de Catur Muka con los cuatro rostros orientados a los puntos cardinales. Y cómo no el mercado tradicional de Badung, ante la mirada curiosa de los locales...

Templo hindú de Jagatnatha, Denpasar, vestidos con sarong y fajín

Estatua de Catur Muka, Denpasar

Mercado tradicional de Badung, Denpasar

Pura Taman Ayun, Mengwi, Bali

   Ya en Ubud, la capital cultural de Bali, donde estuvimos siete días para conocer su cultura, sus gentes, su naturaleza, sus templos y bellos arrozales. Nos alojamos junto a unos arrozales y  desde nuestra habitación todas las noches se escuchaba un increíble concierto animal procedente de los arrozales. Visitamos en bremo, furgoneta local,  templos de postal como el Taman Ayun, con los característicos merus de varios niveles en forma de pagoda dedicados a las montañas sagradas o el Ulun Danun Bratan,  consagrada a la diosa del lago, Dewi Danu y situada a orillas del precioso lago Bratan y de un paraje de montañas, aunque el mal tiempo impidió disfrutarlo en su máxima intensidad. Y el templo Kehen en Bangli con los merus y los tronos vacíos símbolo de la unicidad del principio divino.

Pura Ulun Danun Bratan, Candikuning,  Bali

 Pura Kehen, Bangli, Bali

   

Arrozales de Pacung, Bali

    Arrozales impresionantes como el de Pacung o el de Tegallalang dispuestos en bancales. Y también cascadas que invitaban al baño como las de Gitgit con cuarenta metros de caída. Parajes naturales, bosques, ríos en los que se encuentran monumentos como Goa Gajah, conocida como la cueva del elefante con una entrada alucinante con la imagen del rostro del diablo o Gunung Kawi, capillas talladas en piedra del siglo XI.

Arrozales de Tegallalang, Bali

Cascada de Gitgit, Bali

Goa Gajah, Bedulu, Bali

Gunung Kawi, Tampaksiring, Bali

    

Penglipuran, Bali

    Pueblos balineses como el de Penglipuran, que aún conservan la esencia de la construcción típica balinesa y donde amablemente nos invitaron a visitar sus hogares o el de Gianyar con un mercado tradicional donde entre puestos de comida locales puedes degustar el plato típico balinés, babi guling.
Y por supuesto la visita al Bosque Sagrado de los Monos, los cuales campan a sus anchas entre templos e imágenes de dioses hindues, creando una atmósfera muy especial.

Mercado de Gianyar, Bali

Bosque Sagrado de los Monos, Ubud, Bali

    Esto es sólo una pequeña pincelada de lo que vivimos intensamente en Indonesia, en breve los relatos completos.