Dubrovnik, situada a orillas del mar Adriático sobre un acantilado, resguardada entre sus murallas y cerrada al tráfico, conserva uno de los conjuntos medievales más bellos de Europa, que se ha mantenido casi intacto a lo largo de los siglos. La antigua República de Ragusa, que nació en el siglo XV, la Edad de Oro de Dubrovnik, en la que sus quinientas embarcaciones comerciaban con el Mediterráneo y Asia, atrayendo a la hermosa ciudad a artistas y humanistas, floreciendo el arte y la cultura. Un devastador terremoto y la posterior invasión de la ciudad por las tropas napoleónicas en 1808, pusieron fin a la República de Ragusa.