Lisboa sabe, a tradición que evoca épocas de un pasado mejor, a callejuelas empinadas, estrechas y adoquinadas, donde aún transitan legendarios tranvías, a fados, cantos llenos de nostalgia, a edificios con fachadas cubiertas de azulejos, donde se observa el irremediable paso del tiempo, a cafés tradicionales en los que se respira el olor a bica...Y llegó el momento de volver a Lisboa, a disfrutarla sin prisas, a redescubrir la capital lusitana, que ya habíamos visitado años atrás.