En nuestro viaje a Taiwán, hemos recorrido la isla de norte a sur, desde Taipei a Kaohsiung, a bordo de un tren de alta velocidad, una forma cómoda y rápida de moverse. Un paisaje urbano de rascacielos y grandes ciudades que se divisaba desde la ventanilla del tren, cuando reducía su velocidad en las escasas paradas del trayecto, intercalado entre un paisaje rural de extensas llanuras verdes que se sucedían vertiginosamente.
Nuestro primer destino en el viaje ha sido Taipei, la capital, una gran ciudad bulliciosa, con un barrio Antiguo, que aún conserva su comercio tradicional, con sus curiosas tiendas de medicina china o especias, templos que se levantan en cualquier esquina y edificios testigos de su antaño próspera industria del té, que acogían en su interior factorias de té o importantes tiendas de té.
No muy lejos, los jardines y el templo Baoan, con sus espectaculares puertas, concentran el fervor religioso.
Al sur se ubica el bello templo Longshan y el Memorial Hall Chang kai Shen.
Y en el otro extremo de la ciudad, se levanta el Taipei 101, su estructura en forma de caña de bambú, es visible desde cualquier punto de Taipei, pero las mejores vistas se obtienen desde los miradores de la montaña del elefante. Y cuando oscurece, se encienden las luces de la ciudad, sus carteles de neón cobran vida y embellecen la ciudad, mientras comienzan a despertarse los mercados nocturnos, llenos de puestos de comida, juegos de azar y puestos de artesanía o ropa. el de Shilin es uno de los más animados, ofrece además una zona de restaurantes.
A escasa distancia del bosque de rascacielos, se encuentra el Parque Yanmingshan, sus enormes dimensiones obligan a utilizar un bus para visitarlo y trasladarte de una zona a otra, rutas de senderismos, un volcán durmiente con numerosas fumarolas, aguas termales y frondosa vegetación, son sus atractivos y que nos recordó a la visita que hicimos al Parque Nacional del Rincón de la Vieja en Costa Rica
Otra visita cercana a Taipei, a una hora y media en bus, es la encantadora Jiufen, sus casas de té colgadas de la montaña, son su seña de identidad y su old street, es un ir y venir de gente, paseando entre su multitud de puestos de comida, souvenirs, artesanía, un mercado que atraviesa todo el pueblo y donde se pueden degustar y comprar su típico pastel de piña.
Si se dispone de tiempo, un bus te lleva en pocos minutos hasta el próximo pueblo Jinguashi, su pasado minero, hoy convertido en atracción turística, y su ubicación al borde del mar, son las opciones que ofrece al visitante, además de las rutas de senderismo hacia Top Teapop Mountain, un paseo entre acantilados y templos colgados de la montaña.
En el sur de Taiwan, nos esperaba Kaohsiung, una ciudad a orillas del río Amor, que se puede recorrer en barco o a bordo de un ferry hacia la isla Cijing.
Kaohsiung, es una gran ciudad y para moverse hay que utilizar el metro. La estación de Formosa en el centro de la ciudad, exhibe su hall cubierto por un mural de cristal de llamativos colores, una expresión artística original.
Alejado del centro se halla el estanque del Loto, un lugar de reposo y relajación, donde disfrutar de la naturaleza. Un inmenso lago cubierto parcialmente de flores de loto y salpicado de templos y pagodas flotantes unidos a tierra por puentes en zigzag que ya habíamos visto en los jardines de Yuyuan en Shanghai. Las curiosas formas y los llamativos colores de sus entradas que adoptan formas de animales o divinidades, llaman la atención.
Y en Kaohsiung, también se celebran animados mercados nocturnos, con sus puestos de comida, artesanía...Nosotros visitamos el de Liouhe, donde pudimos degustar su gastronomía local basada en el marisco.
Importante centro de peregrinación budista es el Monasterio Fo Guang Shang, un enorme complejo dividido en tres sectores, El Museo instalado en las ocho pagodas que se alinean en torno al Gran Buda sedente y el Monasterio, con el Gran Buda rodeado de una alfombre de pequeñas figuras de Buda, son los lugares que no debes dejar de visitar.
Otra visita cercana a Kaohsiung es Tainan, tras hora y media de tren llegas a la estación que te deja en un extremo de la ciudad. Tainán, antigua capital de la Isla, conserva vestigios de su pasado y de su dominio holandés, para ello hay que visitar Anping, la ciudad antigua, donde se levantan las casas de los antiguos mercaderes, el fuerte construído por los holandeses y sus calles aledañas, estrechas callejuelas con casas de planta baja que se concentran en torno a la old street, la calle comercial.
Para regresar al centro, puedes coger el bus 2 que te deja en el templo de Confucio, en obras, solo pudimos visitar los jardines y algún pabellón del recinto, reflejo de la arquitectura china antigua.
Desde aquí, se puede regresar caminando a la estación, pasando por la Torre Chihkan, el templo del dios de la Guerra y los Almacenes Hayashi, que hicieron historia por ser el primer edificio en el que se instaló un ascensor.
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