Camboya, de Nom Pen a Angkor, la legendaria ciudad de la selva camboyana

21 marzo 2023

Camboya es un país de naturaleza salvaje y bellos atardeceres, con una intensa vida rural, donde templos budistas emergen entre arrozales que conviven con cultivos tradicionales, mientras las vacas pastan tranquilamente y los búfalos retozan en el agua. Conserva su arquitectura tradicional de altos palafitos de madera y un rico patrimonio histórico, cuyo máximo símbolo son los icónicos templos de Angkor. Sus bulliciosos mercados tradicionales agolpan puestos de frutas, verduras, carnes y pescados, no aptos para olfatos sensibles por sus fuertes olores y escasa limpieza.


Y si algo nos sorprendió en este viaje, fue la visita a la aldea flotante de Kampong Phluk, en el lago Tonle Sap, el paseo en barco entre los palafitos alzados sobre altísimos pilares que en época seca quedan totalmente al descubierto, es impresionante, no puedes dejar de mirar, es hipnótico. Durante el paseo puedes ver a sus habitantes ocupados en sus faenas cotidianas en torno a la pesca, ajenos a nuestra visita, a bordo de sus barcas, pescando o limpiando sus redes y extrayendo las capturas del día. 



Y los mejores recuerdos del viaje, son los momentos compartidos con los locales, paseando por sus mercados tradicionales, cruzando el puente de bambú en Kampong Chan, para llegar a la isla de koh Pen, donde los locales acuden a pasar el domingo, viajando en ferry desde Kratie a la isla de Koh Trong o en el SPA del hotel de Kampong Chan, donde te reciben con un té,  lugar de encuentro de los locales que pasan su tiempo entre el jacuzzi, la sauna o la sala de vapor y lo acompañan de comida y bebida.



Nuestro recorrido por Camboya, nos llevó desde la capital Nom Pen, crisol de arquitectura jemer, colonial y moderna,  en la que el Palacio Real, es su principal atractivo, Wat Phnon, su templo más venerado y donde el río Tonle Sap se funde con el río Mekong para dar vida a la ciudad y ofrecer bellos atardeceres.




Nuestra siguiente parada fue Batambang, ciudad en la que todavía queda huella de su pasado colonial y donde templos milenarios nos esperaban, en un paisaje de naturaleza salvaje en el que se abren cuevas y una de ellas ofrece un espectáculo de bandadas de murciélagos sobrevolando el cielo a la luz del atardecer, poniendo broche final al día.



Siem Reap, visita obligada para explorar los templos de Angkor, una inmensa edificación religiosa, en la que el hinduismo y el budismo se fusionan en los numerosos templos del complejo, diseminado entre su naturaleza selvática.



El emblemático Angkor Wat, nos deja impresionantes postales desde la panorámica que se contempla desde el lago y en su interior bellos bajorrelieves decoran sus muros. El templo de Bayón nos enamora con sus serenos rostros tallados en lo alto de sus torres mirando a los cuatros puntos cardinales, la Terraza de los Elefantes, vestigio de las antiguas murallas y muestra de la importancia histórica de cada piedra que encontramos en esta visita que finalizamos en Ta Prohm, el templo abrazado por la selva, máxima expresión de la perfecta simbiosis entre naturaleza y las ruinas del templo.



También tuvimos tiempo para disfrutar de la ciudad de Siem Reap, de sus mercados, sus pagodas y su ambiente, que se anima al atardecer en torno a su nigth market y pub street.



Nuestro viaje continuó hasta Kampong Cham, allí nos esperaba el puente de bambú sobre el río Mekong, cruzarlo fue toda una experiencia, sentir el crujido del bambú bajo nuestros pies a cada paso que das, será inolvidable. Al otro lado, la isla de Koh Pen.



Kratie fue nuestra última parada, una pequeña ciudad que comienza su vida al amanecer y se apaga al atardecer. Díficiles de olvidar son sus idílicos atardeceres a orillas del río Mekong. Un  ferry nos acerca a la isla de Koh Trong, allí un ameno paseo al sur de la isla nos conduce hasta un templo vietnamita y a unas villas flotantes. La ruta transcurre paralela al río, flanqueada por un bosque de bambú y viviendas tradicionales, palafitos de madera, que se alternan con los cultivos locales, el pomelo y mango.



De regreso a Nom Pen, para poder coger el vuelo de vuelta, un paseo nocturno nos lleva hasta el Palacio Real, con la bella imagen del edificio iluminado, nos impregnamos del ambiente que le rodea y nos mezclamos con los locales que pasean y se acercan hasta los puestos de comida.

4 comentarios:

  1. Acabo de venir de Japón y Corea, creo que ahora el destino asiático siguiente va a ser esa zona, pero habrá que esperar. Muy buena y útil la información de esta entrada.
    Saludos blogueros
    https://www.el-lobo-bobo.com/

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Paco. Asia nunca defrauda. Un saludo

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  2. Yo voy en agosto!!! Está abierto el Palacio Real?? No sé donde lei que actualmente no se podia visitar. Un saludo

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    1. Hola, gracias por tu comentario. El Palacio Real sí se puede visitar, lo único que hay algún pabellón cerrado. Un saludo

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