La Kasbah de los Oudayas

04 diciembre 2013


   Cae la noche sobre Rabat mientras paseamos por la Kasbah de los Oudayas, los turistas han ido desapareciendo poco a poco, no sabemos si por temor o por otro motivo, caminamos por el entramado de angostas y empinadas callejuelas que  conforman este pequeño barrio amurallado, donde reina el silencio, interrumpido sólo por el relajante sonido de las olas del Oceano Atlántico que rompen con fuerza en los diques del puerto y por la llamada a la oración del almoacín desde la mequita Jamaa-Al-Atiq, la más antigua de la ciudad.






   
   

   Para conocer el origen de la Kasbah nos tenemos que remontar al siglo XII cuando los almorávides crearon un pequeño promontorio para defenderse del ataque de los almohades. El campamento fue arrasado en la contienda y reconstruído posteriormente por los almohades, que lo fortificaron, dotándolo también de un palacio y de una mezquita, que aún se conservan.
Posteriormente y durante siglos la kasbah cayó en el olvido hasta que en el siglo XVII, alcanzó su esplendor cuando los últimos moriscos expulsados por el rey Felipe III y que procedían de Andalucía y de Extremadura, curiosamente en su gran mayoría de Hornachos, un pueblo de la provincia de Badajoz, encontraron refugio en la Kasbah, llegando a formar una República independiente corsaria. 
La Kasbah de los Oudayas toma su nombre de una aguerrida tribu procedente del Sahara, los oudayas, que se establecieron durante el reinado de Mulay Ismail en el  siglo XVII, protegiéndola del ataque de otras tribus vecinas.

Las empinadas calles de la Kasbah





   

   















                                






Vista de Salé desde el Café de Moure
   La Kasbah está rodeada por una muralla del siglo XVI y otro tramo del siglo XVII realizado bajo el mandato del Mulay Rachid. La puerta de entrada más bella y que da acceso a la ciudad amurallada es la Puerta de los Oudayas, profusamente decorada con alveolos, está considerada una joya de la época almohade del siglo XII. 
Atravesamos el recinto amurallado por la conocida como la Pequeña Puerta que da acceso al Jardín Andaluz, creado durante la época colonial francesa. A pocos metros se encuentra el Café de Moure, un café al aire libre y toda una institución en Rabat, donde es obligado hacer una pequeño alto en el camino y disfrutar de las vistas que ofrece desde su terraza, de la vecina ciudad de Salé y la desembocadura del río Bouregreg que sirve de frontera natural entre ambas ciudades y como fondo los símbolos de Rabat, la Torre de Hassan y el Mausoleo de Mohamed V, mientras nos tomamos un té a la menta acompañado de los "cuernos de gacela" unos deliciosos pastelitos típicos de almendra.

El Jardín Andaluz


Callejeando por la Kasbah





    Caminamos con parsimonia por las empinadas callejuelas de la kasbah, admirando las impolutas casas pintadas en su gran mayoría con los colores azul y blanco, herencia de la arquitectura civil andalusí y que a pesar del paso del tiempo, aún perdura en las angostas calles de la kasbah.

Perdiéndonos por las callejuelas de la Kasbah




    

                           
 







 



   A pesar de que la kasbah se puede visitar perfectamente por libre, es inevitable que algún "buscavidas" intente acompañarte durante el recorrido, ofreciendo sus servicios como "guía" y supuestamente para hacer la visita más segura, por lo que en caso de no mandarlo con viento fresco desde un principio, es conveniente fijar el precio de antemano para evitar al final de la visita sorpresas desagradables.
Así fue como en nuestro caminar llegamos a uno de los miradores del barrio, donde disfrutamos del atardecer de la ciudad, el sol se iba ocultando poco a poco en el horizonte tiñendo de tonos anaranjados el cielo de Rabat.


Atardecer en Rabat



Casas pintadas de azul y blanco herencia de la arquitectura andalusí



La luz va cayendo poco a poco en el barrio


   


 

 



   

 




 




    Callejeamos por las estrechas calles de la pequeña ciudad amurallada, en sus fachadas destacan las trabajadas y decoradas puertas de las casas, diferentes entre sí y en las que se puede ver cómo sobre el picaporte descansa la mano de Fátima, caracterizada por tener un anillo y brazalete,  en otras sin embargo es la Mano de María la que podemos ver, en este caso desprovista de joyas. También es habitual que se coloquen en las ornamentadas puertas de las casas amuletos que adoptan otra simbología, pero con la misma finalidad, proteger el hogar y alejar los malos espíritus.Todo ello hace que merezca la pena detenerse un momento delante de alguna de las puertas.

Dar Baraka "Casa de la Suerte"  

Un rincón de la kasbah



   

Torre de los Piratas
  En nuestro caminar por el barrio llegamos a la calle Jamaa, la principal vía de la Kasbah y donde se encuentra la Mezquita Jamaa-Al-Atiq, la más antigua de la ciudad, construída por los almohades en el siglo XII, aunque fue restaurada posteriormente en el siglo XVII. Como es habitual en las mezquitas de Marruecos sólo está permitida la entrada a los musulmanes.
Otro de los puntos de interés del barrio es la conocida como la Plataforma del semáforo, una amplia explanada en la parte más alta de la kasbah y desde donde se tienen las mejores vistas de toda la ciudad, contemplamos, antes de despedirnos de la Kasbah, el lugar donde confluye la desembocadura del río Bouregreg en el Oceano Atlántico, la playa, los iconos de Rabat, la Torre de Hassan y el Mausoleo de Mohamed V, la ciudad tradicional de Salé y la conocida como Torre de los Piratas, de la época portuguesa.

Puerta andalusí


40 comentarios:

  1. No sé si el comentario saldrá duplicado... Decía que me encanta Marruecos y también la forma en que tu has redactado esta entrada. Muy interesante...
    Saludos,

    Trini
    http://yoadoroviajar.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Trini.

      Marruecos es un país que tenemos tan cerca, pero las costumbres son tan diferentes que añaden un aliciente para ser visitado.

      Saludos

      Eliminar
  2. Me encanta el color azul tan típico de las casas y las puertas tan trabajadas. Espero visitar Marruecos en breve, lo tengo en mente desde hace tiempo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Alberto.

      Marruecos no te defraudará, son varias las ciudades y lugares dignos de ser visitados.

      Saludos.

      Eliminar
  3. Una ciudad preciosa, nos han encantado sus estrechas callejuelas pintadas de azul, sin lugar a dudas un sitio a tener en cuenta para próximas escapadas. Saludos!!! ;-9

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, chicos.

      Los rincones que esconde la kasbah de los oudayas no dejan de sorprender a los viajeros.

      Saludos.

      Eliminar
  4. Qué chulada de lugar, desde luego que no lo conocía pero me lo apunto para cuando vaya por allí!!! Un abrazo!!! ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Babyboom.

      Cuando tengas ocasión de visitar Rabat no dejes de visitar la kasbah, seguro que te encantará.

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Vaya colores, vaya luz... un precioso relato el que nos has traido hoy.
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  6. La verdad que este tipo de barrios me encantan, con esas paredes encaladas de blanco y azul. Marruecos tan cerca y a la vez tan lejos, tengo que ir, no se como se me está resistiendo durante tanto tiempo.

    Un saludote!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, José Carlos.

      La verdad que no tienes perdón, jejeje, tienes que visitar Marruecos, te gustará.

      Saludos

      Eliminar
  7. Ya estamos de vuelta por la red.
    Que duro ha sido el regreso de India y Nepal, estoy a tope de trabajo. que suerte verdad?
    Rabat lo descartamos de nuestra primera visita a nuestros vecinos de Marruecos, recordar que somos medios beréberes ( canarios). Pero con esta publicación no la apuntamos para la próxima.

    Un abrazo desde Las Palmas.
    http://www.siemprejuntosporelmundo.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, chicos.

      Me ha pasado como a vosotros, mis primeras visitas a Marruecos fueron Marrakech y Fes. Ahora tocaba las otras dos ciudades imperiales, Rabat y Meknes.

      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Siempre me llaman la atención esas puertas tan elaboradas, me encantan!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Verónica.

      Las puertas de las casas de la kasbah eran muy trabajadas y decoradas, con amuletos para alejar a los malos espíritus de los hogares.

      Saludos.

      Eliminar
  9. Buena redacción e impresionantes fotos de las puestas marroquies

    ResponderEliminar
  10. qué bonitas imágenes! y qué colores :)

    ResponderEliminar
  11. Qué chula es la kabash de Rabat!! Tenía entendido que Rabat era una ciudad fea, pero por las fotos veo que estaba confundida!
    Eso de los guías improvisados me suena! También lo viví en Marrakech.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Carmen.

      Rabat tiene lugares que merecen ser visitados y a pocos minutos de la capital se encuentra la tradicional ciudad de Salé.
      Lo de los guías qué me vas a contar...lo que pasa que a veces te pillan como fue nuestro caso con el cansancio del viaje acumulado a la ida.

      Un abrazo.

      Eliminar
  12. Precioso todo pintado de azul!
    Un besin Ali y Victor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana !!

      La kasbah de los oudayas con las casitas pintadas de azul y blanco eran realmente bonitas, herencia de la arquitectura civil andalusi.

      Un besín.

      Eliminar
  13. ¡Que bonitas las calles y las puertas!
    Tendremos en cuenta eso que dices de los guías improvisados... ya me imagino el susto que te puedes llevar sino al finalizar la visita.
    Un saludote ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Helena.

      Para visitar la kasbah de los oudayas no hace falta un guía, pero a veces te pillan cansado después de un largo viaje...conviene si no se les manda con viento fresco, fijar un precio para evitar situaciones embarazosas al final de la visita.

      Un saludo.

      Eliminar
  14. Tampoco conozco esta parte de Marruecos y la verdad es que Rabat me ha sorprendido muy gratamente. Las fotos muy bonitas.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  15. Gracias, María Teresa.

    Las cuatro ciudades imperiales de Marruecos merecen ser visitadas. Rabat y Meknes son las menos conocidas, pero atesoran lugares dignos de ser visitados. No te decepcionarán.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Os dejo este comentario desde Rabat donde hemos llegado esta mañana. Vuestra entrada me animó a visitar la ciudad que nos está gustando mucho.
      Feliz entrada de año, nosotros lo haremos en Rabat.

      Un abrazo

      Eliminar
    2. Gracias María Teresa, nos alegra saber que nuestro relato os animó a conocer Rabat, tenemos muy buenos recuerdos de ese viaje.
      Feliz Año
      Un abrazo

      Eliminar
  16. Que ganas tengo de perderme por esas calles de Marruecos!!! A ver si este 2014 me lo trae bajo el brazo..jeje Saludos chicos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Xipo.

      Marruecos es un buen destino para visitar en el 2014, es un país que tiene muchos alicientes.

      Saludos.

      Eliminar
  17. A nosotros Rabat fue de lo que más nos sorprendió en Marruecos porque al principio la consideramos más un lugar de paso que otra cosa.
    La kashba es preciosa y tampoco había mucha gente cuando fuimos, y no me voy a olvidar nunca del té con vistas a Salé y a la desembocadura que nos tomamos ;)

    Saludos y feliz año!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Elena.

      Coincido contigo Rabat fue una agradable sorpresa en el viaje a Marruecos.

      Elena, merece la pena un paseo por la Kasbah de los Oudayas, perderse por sus callejuelas. Y las vistas desde el Café de Moure de la vecina Salé y de la desembocadura del río Bouregreg son inmejorables, acompañados de un té a la menta con pastelitos.

      Saludos.

      Eliminar
  18. Hace unos días he regresado de Rabat donde durante 11 días me he pateado dicha ciudad y, a pesar de las cosas maravillosas que contiene, ninguna me ha impactado tanto como la Kasbah de los Oudayas, donde es fácil percibir ese perfume de historia que emana de sus estrechas y empinadas callejuelas, sus casitas blanquiazules, los interiores del palacio, los jardines y las murallas que me traían a la mente guerras corsarias. Rabat es una ciudad para visitarla sin prisas, como lo hacen sus habitantes sentados frente a una taza de te contemplando desde el Café de Moure la inmensidad de su mar.
    Felicidades por vuestro reportaje.

    ResponderEliminar
  19. Un lugar mágico. Es como entrar a otro tiempo, a otro mirar, a otro sentir. Tanta belleza allí, como guardada, como secreta... inolvidable!!!! Respirar un antiguo olor a sol/ tener súbitamente cientos de años/ mas no arrepentimientos ni esperanzas/ solo la tierra/ el agua/ y nuestra vida... Gracias a la vida!!!!! como dice Violeta...

    ResponderEliminar
  20. "Para conocer el origen de la Kasbah nos tenemos que remontar al siglo XII cuando los almorávides crearon un pequeño promontorio para defenderse del ataque de los almohades."

    Sólo por afinar algo (teniendo en cuenta que el artículo me parece muy bien redactado y documentado), añadiría que si la kasbah como tal tiene su origen como has relatado, es más que probable que en su situación actual previamente existiera un fortín militar cuya función principal, además de proteger la desembocadura del río, era además proteger la antigua ciudad de Sala Colonia (lo que hoy es la necrópolis de Chellah).

    Como comento, constructivamente no se trata del mismo lugar, ya que lo que hicieron, con casi total probabilidad, los Almorávides fuera construir sobre las ruinas de la antigua fortaleza romana, pero a mí (llámale romanticismo :P) siempre me ha gustado considerar el lugar como un testimonio de una época histórica de mayor antigüedad si cabe.

    Saludos y enhorabuena por la entrada!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Rafa, bienvenido a El mundo a tus pies y muchas gracias por el aporte histórico sobre el origen de la kasbah.

      Un saludo.

      Eliminar